Ley #1 del deporte: No hay atajos
A lo largo de los próximos posts ,quiero compartir contigo algunas leyes irrefutables y no escritas del deporte que nos sirven para llevarlas a cualquier ámbito profesional y personal. Leyes que son espacios de reflexión en los que el deporte sirve de metáfora de la vida cotidiana.
La primera ley del deporte nos habla de que no existen atajos para conseguir lo que te propones.
Existen infinidad de ejemplos, en cualquier competición deportiva, que avalan esta primera ley. Si quieres participar en una carrera de 10 kilómetros, esa es la distancia. Nadie la va a cambiar, es una variable fija. Lo que está en tu mano es la velocidad a la que decides recorrerla.
Existen muchos saboteadores que intentar ir en contra de esta ley. Personas que venden soluciones mágicas, rápidas, que no nos comprometan mucho tiempo y que aporten resultados inmediatos. Es una fórmula repetida a lo largo de la vida que aparece para sabotear esta ley. Se disfraza con envoltorios diferentes pero siempre es lo mismo. ¿Cuántas modas pasajeras hemos vivido que han desaparecido tan rápido como llegaron?
La naturaleza demuestra hasta la saciedad que no existen atajos para que las cosas sucedan, pero los seres humanos nos dejamos embaucar una y mil veces que esto es posible.
No hay atajos, es otra manera de explicar que cada cosa tiene su momento. Que en muchas ocasiones la variable tiempo es también una variable fija. Para madurar y crecer profesionalmente necesitamos el sustrato necesario y un tiempo mínimo para que ese desarrollo ocurra de manera adecuada. Al igual que en el deporte no es importante tener un campeón del mundo con 14 años sino cuando es senior, en el mundo de la empresa sucede exactamente igual. Una carrera meteórica es muy posible que carezca de los pilares necesarios para que se sustente en el tiempo. Ir más rápido no significa ir mejor. Tan solo más rápido. Para recorrer de manera adecuada el camino es necesario que nuestros principios nos guíen y nos sirven de faro. Y si no los respetamos y los priorizamos será porque los que seguimos son los principios de otros. Es posible que eso nos haga ir más rápido pero nos hará caer también, antes o después.
Viviendo en unos entornos de tanto cambio y complejidad cada vez más se establece la creencia de que los profesionales necesitan estar formados lo antes posible. Es una carrera alocada hacia un futuro que es tan incierto que no paramos a pensar si lo que estamos aprendiendo ahora realmente nos servirá en el futuro. Ni siquiera paramos a pensar cuales son los aprendizajes de que verdad queremos incorporar a nuestra mochila. Y mientras tanto, nos dejamos cosas vitales por el camino.
Si subes de manera meteórica no es bueno creérselo en exceso y cuando caes no es bueno machacarse en exceso, pero lo que siempre hay que hacer es saludar a todos los que se cruzan en tu camino cuando subes, porque luego te los encontrarás cuando bajes.
Tal y como explica Darian Leader “En esta sociedad tardocapitalista el ser humano es un agente en el mercado, compitiendo por bienes y servicios para aumentar su riqueza, éxito y felicidad”.
Menuda bomba de relojería.
Una vez más, gracias por hacernos pensar, (no duele, es gratis y hasta da satisfacción)
La vida está llena de atajos que, como en los juegos de mesa, te devuelven violentamente a la casilla de salida.
Además, el atajo no siempre se ve igual. Desde el inicio del camino, donde se cree que se acortará, es fácil dejarse seducir por el encanto de éxito rápido. Desde el final del camino, donde una vez conocido lo andado, podemos reconocer que sendas nos hubieran facilitado el llegar antes o con menos dificultad. Lo primero puede ser inconsciencia, lo segundo es la experiencia.
Gracias a ti, Carlos, por la calidad de los comentarios que siempre nos regalas. Me encanta esta reflexión. Gracias de verdad.
Mucho criterio lo felicito
[…] es en la vida en la que naces y mueres solo. Eres tú frente a la distancia que decides recorrer, sin atajos. El ritmo lo marcas tú y el reto, más allá del resultado final, reside en ser capaz de gozar del […]