Centro de preferencias de privacidad

Imprescindibles

Se usan para saber si ya aceptaste nuestras políticas, si ya estás suscrito a nuestra newsletter, para reconocer el estado de tu sesión si la tuvieses y para servir más rápidos los contenidos.

No se captura IPs ni siquiera para el servicio de Analytics así que tu visita es privada.

_cfuid,gdpr,gawdp,wordpress

Análisis

Cookies analíticas, para el seguimiento y análisis estadístico del comportamiento del conjunto de los usuarios, si se desactivan estas cookies, el sitio web podrá seguir funcionando sin perjuicio de que la información captada por estas cookies sobre el uso de nuestra web.

_gid,_gat,_ga,1P_JAR,SID,SSID,SIDCC,SAPISID,NID,HSID,CONSENT,APISID
_gid,_gat,_ga,1P_JAR,SID,SSID,SIDCC,SAPISID,NID,HSID,CONSENT,APISID

Compartir y suscripción

Cookies de terceros que permiten identificar a los usuarios que se han suscrito al blog y a los usuarios que comparten contenido del blog a través de redes sociales

__smListBuilderShown, __smUser, __smVID,c_id, azk,lang

Other

No podemos cambiar el pasado. Podemos aprender de él o no hacerlo pero nadie puede cambiar el pasado simplemente porque ya pasó.

La semana pasada reflexionamos sobre los estados de ánimo, con los que nos cerramos posibilidades de acción. El resentimiento nace de una conversación personal a partir de la cual entendemos que se ha producido una injusticia. Esta injusticia fue provocada por alguien que o bien nos negó algo que moralmente entendíamos que merecíamos o se interpuso evitando que consiguiéramos algo que declaramos como nuestro gracias a los méritos demostrados.

Este resentimiento podría asemejarse a una ira contenida y no expresada en una conversación abierta con quien ha provocado, a nuestro entender, este estado de ánimo.

El resentimiento bebe de la fuente de las promesas y expectativas no cumplidas y que consideramos como legítimas. Cuando a nuestro parecer, alguien no se hizo cargo de una promesa en la que estábamos involucrados es fácil que emerja nuestro resentimiento.

Curiosamente las personas que se sienten resentidas viven la dualidad de, por un lado, oponerse a la situación actual que les tiene así y por otro, a dar por seguro que nada pueden hacer para solucionar esa situación, con lo que se sienten atrapadas.

Sin lugar a dudas el resentimiento florece indiscriminadamente en contextos donde reina el miedo. No hay alegría ni atisbos de felicidad en las personas que compraron este estado de ánimo.

Y desde el momento que nos negamos a aceptar que perdimos algo, que no obtuvimos lo que merecíamos, cerramos radicalmente la puerta a las posibilidades de acción. El pasado nos atrapa y nos esclaviza impidiéndonos generar oportunidades en el presente. Y posiblemente, peor que todo eso, está el hecho de que nos esclavizamos a la persona con quien estamos resentidos.

Las salidas a las que podemos optar para abandonar este estado emocional en el que estamos inmersos pasan, en primer lugar, por la aceptación de la  situación del pasado sobre la que nada podemos hacer salvo generar un aprendizaje que nos abra posibilidades de futuro.

Igualmente podemos reclamar haciendo pública la conversación privada y comunicándonos asertivamente con la persona que consideramos responsable de la injusticia percibida por nosotros.  A veces sucede que descubrimos que nuestro resentimiento estaba fundamentado en hipótesis infundadas. En otras ocasiones no.

Pero también podemos decidir poner fin con una relación que nos resulta insana y que nos mantiene en esta emocionalidad.

Yo no he visto nunca a una persona resentida sentirse feliz. ¿Merece la pena?Imagen

Alvaro Merino

There are 6 comments on this post
  1. Vicente Aguado
    febrero 17, 2014, 8:38 am

    Como siempre Alvaro muy interesante lo que nos comentas. Yo desde luego te avalo la receta del desenlace desde una experiencia de resentimiento real donde me valío de mucho tanto hablar con la persona como cerrar ese episodio con la lección aprendida. Después de esto es como liberarse de una mochila muy pesada. Saludos

  2. Carlos Moldes
    febrero 17, 2014, 3:46 pm

    Querido Alvaro, ¡Cuanta razón tiene tu escrito! pero, ¿que pasa cuando el resentimiento es por ejemplo con la clase política? Aceptación: Eso es lo que tal vez hemos hecho siempre y algunos quisieran que siguiera, Reclamación: Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Fin de la relación: ¡Quién pudiera!
    Perdona la licencia, pero empezar la semana con buen humor me hace sentir mucho mejor.
    Un abrazo/Carlos

  3. febrero 19, 2014, 1:50 am

    Con la clase politica que no de la talla lo que sirve es la indignación, que es la ira ante la injusticia
    Abrazos amigo y gracias por estar en contacto

  4. Roberto Piccini
    febrero 20, 2014, 12:00 pm

    Pues sí, Álvaro,,, reflexiones muy acertadas… El resentimiento no merece ocupar y avasallar ni un momento de nuestra vida…
    Desde una experiencia personal que me afectó hace unos meses, como final de un duro periodo de dos años, aprendí que la “injusticia” vivida, que me podría haber generado ira y resentimiento y -peor- podría haberme dejado hundido, generó en realidad un cambio muy poderoso en mi vida… un cambio muy positivo, como lo son todos los cambios ya que nos mantienen vivos y en búsqueda…, y que me ha permitido empezar un camino en el cual me siento pleno, equilibrado y satisfecho como pocas veces antes en mi vida.

    Gracias por ayudarme, con tu post, a expresar esta vivencia.

    Un abrazo amigo,
    Roberto

    • febrero 20, 2014, 12:10 pm

      No sabes cuanto me alegro, ese es un trabajo que requiere de un profundo autoconocimiento. Mi enhorabuena por haber decidido verlo así.
      Un abrazo muy fuerte Roberto

  5. javier lezcano
    febrero 23, 2014, 12:08 pm

    nada que añadir a los comentarios de compañeros y amigos. tengo que decir que creo que todos nos hemos encontrado en situaciones como las que describes. creo que lo más importante es además de lo que dices, pensar y reflexionar sobre tu entrega y seriedad en esa relación que describes, además de intentar estudiar a la persona o personas que han cometido esa injusticia para intentar entender porque lo hicieron. a partir de aquí para mi todo es más sencillo.
    lo que si tengo que decirte es que la gente sana, noble, leal, profesional, son las que nunca te defraudarán ni te pondrán en situaciones como las que describes. Y tengo que decir, que esas personas en la que te encuentras tu y algunos de los que veo que te siguen,
    a todos vosotros y a ti en especial, gracias por estar entre ellas

Deja tu comentario to javier lezcano

Haz clic aquí para cancelar la respuesta.