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El futuro fue ayer. Los entornos en los que actualmente nos movemos son volátiles, inciertos, complejos y ambiguos. Podemos decidir vivir esta realidad con pesimismo o entenderla como un desafío permanente a nuestro talento.
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En estos entornos las personas necesitamos desarrollar nuestra serenidad y el pensamiento positivo, alimentados por un espíritu de superación y mejora continua.
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Este entrenamiento de la serenidad, cuando más rodeados estamos de velocidad, prisa y contradicciones, es una herramienta para descubrir y activar el talento latente de cada uno de nosotros.
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El talento no se tiene, el talento es. Somos lo que entrenamos y somos el talento que decidimos desarrollar.
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El talento necesita espacios estimulantes y creativos donde cada uno de nosotros encontremos la posibilidad de desafiarnos y probar nuestros límites.
Porque en estos contextos solo se revela lo que al final descubrimos por nosotros mismos.
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En un espacio creativo de desarrollo, no hay fracasos sino resultados. La confianza es la fuente más elevada de motivación humana. En contextos donde reina la confianza el fracaso se desdramatiza, se reduce el miedo.[distance1]
El fracaso no existe, existen exclusivamente situaciones de aprendizaje. Por eso para que el talento aparezca, aguarda y confía. Unas veces se gana y otras se aprende.
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Y finalmente, el talento necesita de otros talentos para desarrollarse y encontrar un sentido que trascienda a uno mismo: Talento para desarrollar otros talentos.
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