No hay duda sobre el hecho de que cada uno de nosotros somos talento. Cada persona nace con la capacidad para desarrollar aprendizajes y es el talento el que nos permite abrir oportunidades. Quien más oportunidades abre, más talentoso es.
Sin embargo el talento tiene dos finalidades que trascienden lo individual y aterrizan de lleno en la verdadera esencia del talento: no somos islas.
El talento o tiene conciencia colectiva o no es talento. Si únicamente desarrollamos nuestro talento desde una perspectiva individual caeremos en el individualismo que puede ganar partidos pero no campeonatos. El deporte nos depara infinidad de ejemplos que ilustran esta afirmación. Ni el mismísimo Michael Jordan, siendo el mejor jugador individual de la NBA era capaz de llevar a su equipo a la victoria colectiva. Solo cuando entendió que necesitaba poner su talento al servicio del equipo siendo generoso hasta el final, fue cuando su equipo consiguió ganar seis campeonatos.
Necesitamos ser generosos hasta que duela, entregar nuestra capacidad para aprender poniéndola al servicio del colectivo. Solo de esta manera seremos capaces de llevar nuestro talento hasta los niveles más elevados posibles.
Un maestro es aquel que entrega toda la sabiduría a sus alumnos sin reservas y sin condiciones. Quien no lo hace así es consecuencia del miedo al pensar que alguien le va a sustraer lo que tanto tiempo le ha costado conseguir. Y sin embargo es al revés. Cuando entregas de manera sencilla todo lo que sabes y has construido a lo largo de la vida, te conviertes en referente para otros. Ni en los deportes ni en las profesiones más individuales podemos ser islas. Es imposible que en un mundo tan relacional y complejo podamos llegar a alcanzar metas elevadas pensando que con nuestro talento individual es más que suficiente. Cuando así sucede nos convertimos tan solo en supervivientes con altas capacidades. Pero ese individualismo tiene un techo que está muy alejado de la mejor versión que podríamos alcanzar.
El talento no solo consiste en destacar en algo, sino que es imprescindible que aporte un valor diferencial. Y es muy posible que esa diferencia se encuentra en la conexión con otros, en la orientación a los demás o en la capacidad de mejorar a quien te rodea.
El talento tiene que ver con la inteligencia social y con todas sus capacidades relacionales. El talento es empatía, es orientación a los demás para empoderarles y de esta manera superar las expectativas colectivas. El éxito individual se mide en términos de éxito colectivo. Si no fuera así, el propio Jordan no hubiera llegado a ser el mito deportivo que conocemos hoy en día.
Y sin duda, si hay un deportista en esta última generación que mejor representa el talento relacional es Xavi Hernández. Pocos jugadores han tenido tan claro que lo mejor de ellos consiste en hacer mejor al equipo al que pertenece.
https://www.youtube.com/watch?v=l9KxpxQl6GU
Apostar por la generosidad frente a egocentrismo y por la conexión frente a individualismo suele tener un altísimo retorno sobre la inversión.
Me ha encantado! Lástima que los de la liga Media Pro hayan bloqueado el contenido del vídeo… mmm ¿Les faltará inteligencia colectiva para no querer compartir algo tan bueno? De todas formas, me sigo quedando con lo que suma… gracias por poner al servicio todo tu talento, que ése sí que suma
“Ser generoso hasta que duela, poniendo el talento (cualquiera que éste sea) al servicio de los demás”. Que frase más potente. Cuanto mejorarían las cosas si en las escuelas se grabara este mensaje en la conciencia de los más jóvenes. Los más maduros tenemos el ego demasiado duro para grabarnos algo que no sea a cincel y martillo.
Gracias Álvaro.
excelente artículo, como todos, pero este tema es muy tangible y así se nota en todas las actividades profesionales y deportivas de la vida, gente con talentos especiales que si se integraran al colectivo funcionarían mejor y fortalecerían al grupo, pero que su actitud o inteligencia emocional o social, no les permite abrirse e integrarse y se sacrifican ambas partes sin el beneficio de la unión de talentos, además el ambiente o cultura organizacional no mejora.
Me ha gustado mucho este post, Pero creo que de vez en cuando también hay que ser críticos, respetando la esencia de tu post.
Estoy de acuerdo en lo esencial y agradezco tu nuevo post.
Hay excepciones en que esa generosidad es aprovechada para beneficio individual, para comodidad o capricho de alguien que no sabe apreciar esa entrega.
La generosidad debe ser compartida en múltiples interconexiones por el grupo, a la vez que el esfuerzo y el sacrificio también deben ser asumidos y compartidos por todos en la misma medida .
Para mi, no cabe el esfuerzo y sacrificio de una parte para el resto, si todos no asumen el mismo nivel de esfuerzo y sacrificio.
Un viejo dicho scout dice que ” el scout es hermano, pero no primo “.
Un abrazo donde quiera que te encuentres, y ” buena caza “.
Este sí es buen ejemplo. Grande Xavi. Tampoco soy yo quien decir sobre ejemplos en tu post, pero te lo debía. Por cierto hablando de serenidad creo que el ejemplo que dio el rey Felipe VI aguantando las risa incorrecta, agresiva de Artur Mas fue baluso y deportivo.
Un abrazo.
Gracias Amigo !!!
Una columna que alegra mi día amigo mío. Que manera de aprender!. Gracias por tus publicaciones.
Excelente publicación.