Esta semana mi libro de cabecera ha sido la última publicación que Daniel Goleman ha dedicado a los avances científicos sobre el cerebro en su relación con la Inteligencia Emocional.
Algunos de los estudios encaminados a profundizar sobre el autodominio, concepto alimentado por el entrenamiento de la propia conciencia y de la autorregulación emocional, llevan a los neurocientíficos a analizar las ventajas e inconvenientes del “buen humor”.
Entre las ventajas más significativas de tener un estado de buen humor podríamos destacar el aumento de la creatividad, la mayor flexibilidad mental y un aumento en la eficiencia en la toma de decisiones. Estas ventajas son, sin lugar a duda consecuencias positivas de un estado mental en el que la actitud positiva nos ayuda a abordar situaciones cotidianas. Pero estar de buen humor, aunque nos parezca incomprensible, tiene sus inconvenientes. De hecho, no nos ayuda a utilizar bien el sentido crítico ya que es un estado que no favorece la distinción entre aquellos argumentos solidos y los que no lo son. De la misma manera otro de los inconvenientes es que nos puede llevar a no prestar atención a los detalles, sino a ser mucho más generalistas y superficiales, por lo que podemos tomar malas decisiones e incluso decisiones precipitadas.
La mezcla de la carencia de un correcto sentido crítico y no tener una correcta autorregulación nos puede llevar en muchas ocasiones a ser poco fiables en nuestros comportamientos y toma de decisiones.
En cambio estar de mal humor puede tener sus beneficios. Permanecer en este estado nos lleva a ser más escépticos, lo que puede generarnos una ventaja ya que nos permitirá indagar más por nuestra cuenta al no quedar convencidos por las opiniones de otras personas, sean o no expertas en la materia. La ventaja de estar de “mal humor” es que nos permite concentrar la atención en detalles pequeños que pueden evitarnos alguna situación desagradable en el futuro. Por ejemplo sería un buen estado a la hora de analizar un contrato que sea importante para tu futuro profesional. En muchas ocasiones las personas con una tendencia al buen humor pueden llegar a ser demasiado confiados y crédulos en estas situaciones.
Sin lugar a dudas estar de mal humor conlleva unos inconvenientes muy altos, ya que nadie quiere estar cerca de alguien que permanece en este estado durante mucho tiempo. La persistente tendencia a la negatividad no favorece la manera de observar el mundo y ni mucho menos la mejora de nuestras relaciones sociales.
Es interesante poder analizar estos estados emocionales para cuestionar nuestras actitudes frente a situaciones tan diferentes como las que nos expone el autor.
Al menos nos hace reflexionar un poco esta semana….