Has conseguido éxito. Enhorabuena. Has obtenido aquello que perseguías, has alcanzado los objetivos planteados. ¿Y ahora qué?
En muchas ocasiones podemos llegar a la conclusión que el principal motivo de fracaso posterior al éxito es la autocomplacencia. Puede ser un factor importante, no lo niego, pero no es ni el único ni el más importante.
“Los que trabajaron duro y les fue bien tienden a creer que a los que no les va bien no trabajaron duro. Cuidado con la arrogancia.” Alfonso Alcántara @yoriento
Hay muchos ejemplos que muestran cómo el declive llega cuando una vez alcanzado el éxito, se sigue empujando tratando de crecer pero haciéndolo de manera indisciplinada. ¿Qué significa esto? Normalmente se crece indisciplinadamente cuando se coloca el crecimiento como objetivo en lugar de como medio para alcanzar el objetivo principal.
Grande no es sinónimo de excelente. En muchas ocasiones anteponemos el crecimiento a la excelencia y por consiguiente la descuidamos, pensando que ya la recuperaremos cuando no necesitemos crecer tanto. Pero lo que en muchas ocasiones ocurre es que terminamos convirtiéndonos en adictos al crecimiento.
La Ley Packard, inspirada en David Packard, cofundador de HP, habla de que tienes más oportunidades de morir de indigestión de demasiadas oportunidades que de hambre de tener demasiadas pocas.
¿Cómo podemos aumentar las probabilidades de éxito cuando decidimos crecer?
– Asegurarnos que todas las acciones que llevamos a cabo sean coherentes con nuestros valores. Si decidimos ser intransigentes con algo en la vida que sea con las incoherencias vinculadas a nuestros valores. Nunca funciona ir en contra de los valores más primarios que poseemos. La incoherencia con los valores genera desconfianza entre los círculos de influencia.
– Asegurarnos de poner en el centro del crecimiento aquello en lo que somos excelentes y no volvernos adictos al crecimiento por ganar dinero rápido y a cualquier precio.
– Elegir bien a los compañeros adecuados de viaje. El ritmo de crecimiento lo marca el hecho de encontrar a las personas adecuadas que te ayuden a crecer correctamente. Jim Collins diferencia a las personas adecuadas de las que no lo son porque las primeras entienden que tienen responsabilidades mientras las segundas opinan que tienen empleos. No significa que las segundas no sean capaces y buenos profesionales. Tan solo es que para ciertos trabajos no son las adecuadas. Para crecer y mejorar suele ser más rentable rodearse de personas de talento que de personas de confianza. Y es que si no elegimos bien aquí es donde comienza la complacencia colectiva, ya que los compañeros de viaje se convierten en acólitos serviles.
Querer hacer demasiado puede ser un motivo más poderoso que la autocomplacencia para tirar por tierra todo el trabajo excelente que nos ha llevado al éxito. En muchas ocasiones menos es más y decir “no” te posiciona mejor de cara a futuro que decir “si” a todo. Hay trabajo por delante.