¿Te lo has preguntado alguna vez? ¿De qué estás hecho? ¿Cuáles son los ingredientes esenciales que te definen como profesional y como persona?
Esos ingredientes son sin duda nuestros valores. Los valores son la esencia que nos define. Es el alimento del que se nutre nuestra energía personal.
¿Sabes cuales son tus valores esenciales? Te invito a que reflexiones sobre ello pero sin caer en los tópicos manidos que sirven para salir del paso.
Los valores son nuestros “innegociables”. Son aquellos atributos que bajo ninguna circunstancia podemos negociar. Y es que cuando los negociamos siempre nos va mal. Cuando ponemos en juego nuestros valores, renunciamos a lo más intimo de nosotros mismos.
Estamos hechos de nuestros valores y si los negociamos y dejamos de vivir acorde a ellos, nos desconectamos cada vez más de nosotros mismos. Ponemos el piloto automático y dejamos que la vida nos convierta en seres grises. Dejamos en manos de “la vida” la suerte de nuestro destino. Alejarnos de nuestros valores nos victimiza hasta tal punto que nos rendimos.
Los negociamos por dinero, por poder, por fama, por una falsa sensación de éxito y estatus social.
Da lo mismo cuales sean, mientras tengas claro que son los tuyos y sea lo primero que pongas en la ecuación. Vivir de espaldas a tus valores da pie a vivir la vida que otros han decidido para ti, en relación a sus valores y no a los tuyos.
¿Cómo conocer tus valores? Pregúntale a tus enfados. El enfado es una emoción que nos habla de los límites traspasados. Cuando algo o alguien traspasa la delgada línea de nuestros valores más esenciales es cuando el enfado aparece para recordárnoslo. Cuando nuestros comportamientos se han descontrolado es muy posible que un valor primario esté en juego.
Estamos hechos de los valores que nos ayudan a saber lo que queremos ser, ni lo que debemos ni lo que tenemos que ser. Puedes estar hecho de esfuerzo, de disfrute, de libertad, de lucha, de constancia, de objetivos, de lo que sea. Vivir en coherencia con tus valores te hace ser valioso, te pone en valor no solo para ti sino para los demás.
Tus valores representan tus aspiraciones, inspiran tus actitudes y se ven reflejados en la manera en la que construyes tu presente. Tal y como hayas respetado y protegido tus valores así tendrá su reflejo en la manera en la que construyas tu futuro.
Puede ocurrir que no seas coherente con tus valores o, peor aún, que creas que tus valores son unos y sin embargo realmente no lo son.
¿De qué estás hecha? ¿De qué estás hecho?
Interesante artículo.Muy bueno para reflexionar sobre lo verdaderamente importante.