Nos referimos al talento dormido como todas las cualidades de una persona que no están suficientemente desarrolladas, aunque sabemos que su potencial existe.
Si el talento es acción y la inacción es su escondite perfecto.
Esto ya es evidente desde la infancia y es en la escuela donde se empieza a manifestar con mayor claridad.
Permitidme que, revisando el estudio que la consultora de recolocación y detección de talento Lee Hecht Harrison, que realizó en el año 2014 (puedes leer un resumen aquí) haga una conexión con el mundo educativo, de donde provienen todos los trabajadores actuales
Su directora general propone varias preguntar para detectar si ese talento permanece dormido:
¿Tienen tus directivos la capacidad para conseguir sacar lo mejor de sus equipos?
¿Están tus mandos comprometidos y motivados con el proyecto?
¿Tienen las personas, las competencias necesarias para el desarrollo del puesto? ¿Tienen ganas? ¿Están comprometidos? ¿Disponen del entorno para desarrollar todo su potencial?
¿Saben qué se espera de ellos? ¿Disponen de los recursos para hacerlo? ¿Creen ellos lo mismo que tú?
Te invito a reformular esas preguntas pero retrocediendo 20 años en la edad de las personas que trabajan en las organizaciones y regresando a las aulas. Cambia la terminología empresarial por la educativa.
Me considero un profesor como tantos otros que con mayor o menor recorrido, estamos o hemos estado ayudando a personas de muy diferentes edades a desarrollar todo su potencial y despertarlo con ayuda de la infinita curiosidad del ser humano.
Y desgraciadamente observo muchos gaps desde los inicios que se me antojan que pueden ser algunas de las causas que provoquen que el 60% de los trabajadores tengan el talento dormido.
El resumen de este estudio nos dice que:
Más de la mitad de los trabajadores no aprovechan todas sus capacidades ni demuestran entusiasmo a la hora de desempeñar sus funciones.
El Talento Dormido es consecuencia de la falta de confianza en la empresa, el miedo, o el exceso de exigencia en los resultados, entre otras cosas.
La existencia de tanto talento dormido es atribuible tanto a empresarios y directivos como a trabajadores.
El mayor reto al que se enfrentan las empresas es encontrar la manera de hacer que los trabajadores quieran explotar al máximo sus cualidades.
¿Lo volvemos a leer en términos educativos?
El talento dormido es consecuencia de la falta de confianza, del miedo y del exceso de exigencia en los resultados. La existencia del talento dormido es responsabilidad de padres, educadores y alumnos. Y que el verdadero desafío está en encontrar los contextos, los recursos y las metodologías adecuadas en el entorno actual, para que los alumnos deseen explotar al máximo sus cualidades y que quieran hacer lo que deben hacer.