Pocos pueden cuestionar ya que una de las cualidades indispensables de un líder es su capacidad para generar conversaciones inteligentes y productivas con sus compañeros y colaboradores.
La inteligencia social y relacional necesita ser alejada de la imagen superficial y muchas veces banal que la vincula a la generación de contactos en masa, listados telefónicos interesados y relaciones superficiales. Este tipo de actitudes enmascaran más a vendedores de humo que a personas con capacidad para establecer vínculos poderosos con los demás.
En el libro Conversación (2014) Theodore Zeldin, profesor y antiguo decano de St. Anthony College de Oxford se refiere a la conversación como algo cada vez más necesaria en nuestro mundo actual tan propenso a la descalificación del otro:
“La conversación te coloca cara a cara con los individuos y con toda su complejidad humana. Nuestra educación no puede completarse hasta que no hayamos tenido conversaciones con todos los continentes y con todas las civilizaciones. Se trata de una experiencia que te proporciona humildad y que te hace tomar conciencia de la enorme dificultad de vivir en paz cuando existe tanta injusticia, pero que también te otorga grandes esperanzas cada vez que tienes éxito al mantener una conversación que establece una sensación de humanidad compartida y de respeto mutuo. Después de semejante conversación, nunca se puede seguir siendo la misma persona”.
De todo lo escrito por el profesor Zeldin me permito inferir que la conversación requiere ser entendida desde la capacidad de comprensión empática por delante de la comprensión intelectual. Si no es así se corre el riesgo de que la intelectualidad bloquee la empatía, imprescindible para conectar rápidamente con el otro. Primero empatiza, después trata de entender.
Esta capacidad de comunicar de manera no violenta nos permite ser capaces de mantener nuestra humanidad hasta en las situaciones más extremas. Resulta complicado respetar, entender, aceptar o tolerar si no somos capaces de estar preparados para mantener una conversación poderosa.
Lo contrario a la descalificación y a la crítica se encuentra en las conversaciones orientadas a encontrar las necesidades no cubiertas por el otro, ya que de esta manera se aumentan las posibilidades de permitirle poder satisfacerlas.
Antonio Muñoz Molina, en un reciente artículo publicado en El País habla de la conversación destacando que “el que conversa vuelve su curiosidad hacia las palabras del otro y ejercita de antemano la tolerancia. Cualquier tema suscitado en una conversación adquiere la temperatura de la amistad, y muchas veces también del amor”.
La curiosidad hacia lo que entrañan las palabras del otro nos mantiene enfocados en la conversación y por ende, en el interlocutor. Y es que en las conversaciones inteligentes, la atención que ponemos en la persona con la que conversamos termina convirtiéndose en la expresión más elevada de la generosidad.
Volviendo a las palabras de Zeldin, una buena conversación, aunque solo sea una, es capaz de cambiar nuestra vida. Y no solo cambiarla, sino mejorarla.
Entiendo que la conversación es cosa, cuanto menos, de dos. Me surge una duda, ¿que hacer cuando tienes la sensación de que tu interlocutor es incapaz de mantener una conversación inteligente?.
En algunas ocasiones me ha sido imposible (cuanto menos muy difícil) mantener una conversación con alguien que se limita a intentar imponer su criterio o incluso a “agredir” verbal o comunicativamente… Lo obvio sería, deja de hablar, pero no siempre es posible o la mejor opción, especialmente en entornos profesionales.
Gracias Álvaro.
Quizá hay que aprender a entender que necesidades no tiene cubierto tu interlocutor, que le lleva a mostrar una actitud agresiva. Una recomendación es leer Comunicación No violenta de Marshall Rosenberg (una referencia muy interesante para las situaciones como la que dices. Aun así, no deja de ser complicado 🙂
Abrazos fuertes
Me parece un reflexión muy atinada para los tiempos que vivimos embuidos en la tecnología de redes y la virtualidad. Hoy estamos mas conectados y menos comunicados.
Muchísimas gracias por tu reflexión y por compartirla con todos.
Un abrazo