¿Tenemos mentalidad fija o mentalidad de crecimiento? A esto nos referimos cuando utilizamos anglicismos como fixed mindset o growth mindset.
Los pensamientos fijos se suelen construir desde la infancia y se consolidan a través del elogio que pone énfasis en la inteligencia. “Qué bien lo has hecho. Qué inteligente eres”. Este elogio construye en el inconsciente del niño una mentalidad fija y vincula su éxito a la inteligencia que trae desde que nace. Por el contrario cuando se pone el foco en el esfuerzo “Qué bien lo has hecho. Se nota que has trabajado mucho” se empiezan a colocar los pilares de una mentalidad de crecimiento.
Poseer una mentalidad fija lleva a las personas a hablar de problemas mientras que la mentalidad de crecimiento presenta las situaciones como dificultades de aprendizaje. Es la manera de distinguir entre “no soy capaz” y “ahora no tengo las herramientas necesarias para abordar esta dificultad ó aun no lo he conseguido”.
Cuenta Carol Dweck que en una Escuela de Chicago para graduarse hay que pasar una serie de cursos y aquellos alumnos que no lo consiguen reciben una calificación de “Todavía no”. Es una maravillosa manera de abrir posibilidades de futuro. La mentalidad de crecimiento se basa precisamente en esto, en entender que estamos en un permanente proceso de aprendizaje.
¿Cómo educamos a los niños? ¿lo hacemos desde el espíritu del ahora o desde el del todavía? ¿Estamos orientándoles a los resultados del ahora o a ser capaces de pensar en grande y en el largo plazo? ¿Buscamos buenos niños o adultos adecuados?
Si en el mundo empresarial una de las quejas más frecuentes es que los nuevos trabajadores solo se mueven si tienen una recompensa, ¿no será que seguimos estimulando el ahora en lugar del todavía?
El todavía no es la base de una mentalidad de crecimiento basada en un esfuerzo sostenido en el tiempo y en la mejora continua. Y precisamente muchos estudios han demostrado cómo al salir de los espacios de comodidad y lanzarse a las zonas de aprendizaje las neuronas crean conexiones más poderosas y sin lugar a duda trabajamos la resistencia de los niños al abandono.
Tal y como señala la profesora Dweck, es muy posible que alimentar la mentalidad fija sea una de las causas de la desigualdad. Sus estudios con población marginal han demostrado cómo el hecho de cambiar esta mentalidad fija por una mentalidad de desarrollo ha permitido transformar contextos desfavorecidos y dar oportunidades de crecimiento a niños abocados al abandono escolar.
Alguna personas se rinden por pensar que no tienen inteligencia o talento suficiente para lograr algo.
Concluye Dweck refiriéndose a los niños de poblaciones marginales que “antes el esfuerzo y la dificultad les hacia sentirse estúpidos y les daban ganas de renunciar, pero ahora, el esfuerzo y la dificultad, hacen que sus neuronas formen nuevas conexiones, lazos más fuertes. Y se vuelven más inteligentes”.
¡Excelente artículo!
Gracias por compartirlo.
Saludos,
Tomás Walton
[…] Álvaro Merino lo explica genial en su artículo “El poder del Todavía no”. […]
Para los que hemos forjado una mentalidad fija y nos rendimos por pensar que no tenemos inteligencia o talento suficiente para lograr algo. Como podemos cambiar nuestra mentalidad y pasar del “no soy capaz” al “todavía no” sin abandonar durante el camino. Como creernos que un esfuerzo sostenido en el tiempo buscando la mejora continua y salir de los espacios de comodidad van a dar el fruto esperado. Es el pez que se muerde la cola.
Hola Manuel, muchas gracias por tu comentario. Creo que en tus palabras pueden esconderse algunas creencias limitantes que es el primer trabajo que hay que hacer para poder cambiar una mentalidad fija por una mentalidad de crecimiento. Estos cambios llevan consigo dos aspectos importantes: El primero, aceptar que nunca hay certezas. Nadie te asegura que por mucho entrenar el cambio vayas a tener éxito. Creo que es importante ser honestos. La segunda, que no hay atajos. Cualquier entrenamiento y hábito que se entrena durante muchos años nunca se modifica de la noche a la mañana.
Imagínate que decides correr un maratón. Sales a entrenar por tu cuenta y es posible que pienses que no tienes capacidad suficiente para terminarlo. Quizá no sea eso. Quizá necesites aprender a entrenar mejor, a alimentarte mejor, a descansar más. Quizá sea bueno que encuentres un buen entrenador que te ayude a conseguir la meta que te propones. Utilizando la metáfora deportiva, quizá puedas revisar si son verdad las creencias que tienes en relación a tu falta de inteligencia o talento. Mejorar no significa abandonar todo lo que sabes y hacer algo radicalmente diferente. Más bien todo lo contrario. Mejorar consiste en empezar a hacer pequeños cambios cotidianos.
Te recomiendo que leas a Carol Dweck y su libro Mindset. Quizá encuentres más soluciones.
Gracias por tu reflexión !
Hola Álvaro, te saludo desde Ecuador. Cuando nos diste aquellas clases en el Máster del Inef de Madrid el año pasado, no te conocía y a partir de ahí empecé a leerte. Es increíble como padres y maestros podemos programar a nuestros niños haciéndoles creer que son buenos o malos para distintas tareas o actividades. Eso de ser justo y hacerle caer en cuenta al individuo que no es menos que el otro sino que solamente está en un punto diferente del proceso me parece fundamental. Gracias por compartir tus lecturas como tiene que ser: criterios claros y aplicación práctica a la vista. Un abrazo.
Por compartir mi caso, por si alguien se siente reflejado.
Dejé mi trabajo por que no me veia con las capacidades suficientes para ser competente en mi profesión. No sé si son ideas limitantes sobre mi falta de inteligencia o talento y no sé quien me lo podria confirmar. Yo lo unico que he podido hacer es compararme con otros profesionales de mi campo que creo que son competentes y a los cuales sigo por sus blog.
Para mi los buenos profesionales son autodidactas, saben ingles, se manejan muy bien recabando, analizando y comprendiendo la buena información que circula en la red, saben llevarlo a la práctica y sobre todo tienen sentido crítico.
Al intentar ser como ellos me he dado cuenta de las dificultades y de mi falta de capacidades. Y lo peor de todo para mi conciencia es que mis pacientes tendrian que soportar mi incompetencia durante el incierto y largo camino que me esperaba.
Un saludo y gracias por dejarme comentar
Hola Manuel,
Yo no soy experta en la materia, pero si me lo permites te puedo dar mi opinión: Eres tu peor enemigo, si tu no crees en ti nadie más lo hará. No intentes ser como nadie, debes ser mejor pero de ti mismo.
Te comparto mi caso, decidí postularme para un cargo superior al que me encontraba, yo sabia que podía hacerlo, que tenia la competencia para hacerlo: tengo la actitud, tengo las habilidades pero se que me falta conocimiento, sin embargo fui honesta cuando hice mi postulación, la que finalmente fue aceptada. Ahora tengo un compromiso conmigo misma de adquirir el conocimiento que me falta y lo hago todos los días: estudio, estudio y estudio.
No te limites y cree en ti….