Todo se mueve a gran velocidad a nuestro alrededor. Pocas cosas perduran y la inmediatez se apodera de los resultados, objetivos y estrategias. Casi parece mentira como lo aprendido deja de tener validez poco después de haber sido interiorizado. Toni Nadal en su libro Todo se puede entrenar cita al filosofo Johannes Hirschberger “quien solo vive en su propio tiempo es fácilmente víctima de la moda (…), carece de experiencia intelectual y sucumbe a lo que es solo de actualidad, capaz, si, de cautivar, pero carente de permanencia”.
Una sociedad que estimula la conexión las 24 horas del día, los 7 días de la semana, estimula la irritabilidad, vuelve irascible el comportamiento social y acentúa la impaciencia frente al devenir natural de las cosas.
Y en medio de toda esta vorágine, emerge una de las competencias imprescindibles para tener éxito y que sin embargo, menos valor le otorgamos por ser la antítesis de la sociedad actual: la serenidad.
Lo fácil es sucumbir con comportamientos incontrolados cuando un entorno tan complejo nos lo pone en bandeja. Es la manera en la que el temperamento derrota al carácter. Sin embargo, lo contrario y más eficiente es mantener la calma en situaciones de alta presión. Apostar por la serenidad cuando la tormenta augura situaciones difíciles. La serenidad pertenece al territorio entrenable del carácter, y en un entorno tan veloz, su entrenamiento parece ir contra natura.
La serenidad permite regular correctamente la emocionalidad no placentera, enriqueciendo la consciencia y el domino de los estados de ánimo. La serenidad genera el sano optimismo que facilita centrarse antes en las oportunidades que en las limitaciones.
La serenidad ayuda a simplificar porque permite poner foco en lo realmente importante, desprendiendo lo innecesario aunque sea más atractivo, más actual aunque menos perdurable.
La serenidad cambia intensidad por conexión. La intensidad de hacer por hacer y de experimentar sin argumento contiene muchas dosis de miedo, que nos desconecta de nosotros mismos. No por experimentar aprendemos. Lo hacemos cuando ponemos consciencia en ello. Es mejor experimentar adecuadamente que experimentar mucho si se hace de manera inconsciente.
Los profesionales que mejor demuestran su serenidad no siempre son entendidos. Y en el deporte esto aún es más notorio.
Víctor Sánchez del Amo ha liderado durante más de dos meses un proyecto y un equipo, el Deportivo de la Coruña, abocado al descenso, con un calendario de partidos que auguraba pocas alegrías. Víctor ha liderado con la serenidad inquebrantable de un gran profesional. En una competición que dura 3420 minutos, su equipo necesito 3404 para conseguir su objetivo. 14 minutos antes de que todo terminara, su apuesta y la de su equipo dio sus frutos.
De Víctor se pueden resaltar muchas virtudes pero, por encima de todas, destaca la serenidad rodeada de la incertidumbre, complejidad, volatilidad y ambigüedad de su profesión. Víctor se ha hecho mayor, ha dado un salto hacia arriba apostando por la humildad del eterno aprendiz que esconde al sereno maestro. Y solo es el principio.
Reblogueó esto en propositosaludy comentado:
Que importante es la serenidad para tener una perfecta salud
Genial. Gracias Álvaro.
Muchas gracias por tu serenidad, en un entorno donde la inmediatez es el día a día.
Un abrazo
Gran artículo para un mundo que cada día nos pode actuar con rapidez y conectividad . Sin tener muchas veces , la serenidad para analizar lo que ocurre en nuestro entorno .
Gracias amiga, tan complejo como imprescindible 🙂
Un verdadero llamado a conectar con el interior y con la paz, que es contaria a la “conectividad” como la propone la sociedad. Verdaderamente muy interesante, gracias!
He leído y releído con atención este post y también el cuento de la serenidad del post de hace unos años, que me ha resultado muy ilustrativo.
Intento tomar nota, pero, ¡Qué difícil es esto de la serenidad!….
Gracias Álvaro
Querido Carlos, por sencillo que pueda ser escribirlo y contarlo, todo esto es complejo y retador. La serenidad sin esfuerzo no se consigue. Gran abrazo
Impresionante y necesario. Gracias
Que interesante y necesaria es la serenidad de uno mismo y colaborar es la fortificación de la de los demás. Siempre creo, es uno de los grandes RETOS de nuestra vida. Gracias por el trabajo y hacer reflexionar.
Gracias Álvaro por ayudarnos a racionalizar las emociones.
Gracias Álvaro,
…¡Cuánto me he identificado con lo difícil que es mantener la serenidad y la fortalezas en algunos momentos críticos!
Muy buena reflexión, de la cual podemos traer grandes aprendizajes; yo seguramente lo intentaré… no, mejor dicho: seguramente incorporaré este aprendizaje a mi día a día!!
Un abrazo
Gracias Alvaro. Desde mi subjetiva experiencia, la serenidad no es un “estado” que se adquiere con el esfuerzo, hijo de entrenamiento. Lo que no quiere decir que no sea un camino para alcanzarla. Para mi la serenidad es la ausencia del miedo, padre de la incertidumbre que ahuyenta a la serenidad. Eso creo, pero tengo dudas. Adolfo.
Si el Barcelona hubiera querido, le quita de un plumazo la serenidad y cualquier virtud. El Depor está en primera lo mismo que el Granada, por bizcocheo del rival más que por virtudes propias. Con el equipo en Segunda no se hubiera destacado nada de Víctor.
Madre mia Moisés, qué fuerte vienes pegando 🙂 Como te sale la vena del periodista deportivo 😉
Lo de Victor no es fruto del partido contra el Barça, sino el trabajo de los dos meses en los que ha estado liderando al Depor. Ha sido capaz de dar un vuelco al estado emocional del equipo y llegar (con el peor calendario posible) al último partido con vida. Ellos no son responsables de lo que el otro equipo hace. Pero tuvieron fe en poder salvarse y el hecho es que lo hicieron. Ese es el dato. Hasta ese último partido hicieron muchas otras cosas. Que hubiera pasado si hubieran descendido: nunca lo sabremos con certeza porque no ha ocurrido.
Millones de gracias por aportar otra perspectiva
Abrazos fuertes