Me encantaría compartir contigo, querido lector, un texto que encontré de casualidad en un semanario en el que Xabi Fernández, uno de los mejores regatistas españoles, revive la experiencia de competir en una de las regatas más importantes del mundo: La Volvo Ocean Race, es decir, la vuelta al mundo a vela que se disputa desde 1973. Si quieres entender lo que significa trabajar en equipo, este es un ejemplo insuperable:
Descubrí la vela oceánica después de ganar el oro en los Juegos Olímpicos de 2004: Nos embarcamos en nuestra primera Volvo con el Movistar, y tengo que reconocer que fui con cierta precaución por saber si iba a encajar. Fue una incorporación dura. Llevamos el barco desde el astillero australiano donde se construyó hasta Vigo: ¡exactamente media vuelta al mundo y con un paso por el temido cabo de hornos para empezar!
Ahí supe desde el primer momento que era algo que me apasionaría. Fue un viaje muy duro. Era un tipo de barco nuevo y tuvimos de todo en ese viaje, buen tiempo, mal tiempo ¡y tiempo malísimo!. Mis primeras millas de navegación oceánica y estaba en medio del Pacífico sur. Frio, nieve y noches muy largas.
En este entrenamiento aprendí a funcionar en un sistema de guardias organizado y con un toque militar: ser siempre puntual y pensar siempre en tu compañero opuesto, el que vas a relevar y te releva. Entrar a dormir en el saco que con él con los pies secos y no descuidar esos detalles pequeños de convivencia que son tan importantes. Cocinar en condiciones inhumanas, comer y preocuparte que tu compañero come cuando solo te apetece ir a dormir. Mantener el barco limpio y seco, cosa muy complicada cuando toneladas de agua pasan por cubierta en cada ola que la proa pincha a 30 nudos de velocidad: Compartir todo: plato, cuchara, tazas…en definitiva, ser marinero. Es un trabajo en equipo en todo su significado, porque, en el fondo, cuando das la vuelta al mundo estás muy solo en el mar.
¿Lo mejor? Sin duda, navegar en condiciones perfectas a altas velocidades, y las noches espectaculares. Estar semanas sin ver tierra, compitiendo en alta mar junto a un equipo con el que durante meses convives en un sitio tan reducido. Son relaciones intensas que es difícil tener fuera de este hábitat.
¿Lo peor? A veces se pone la cosa fea y empiezas a tener la sensación de que se te va de las manos. Te llegas a agobiar y vuelve esa pregunta a tu cabeza: ¿Pero que narices hago yo aquí? ¡Es la última vez que vengo!
Por cierto, no te pierdas estos vídeos si quieres comprobar la dureza de la prueba:
http://www.youtube.com/watch?v=JHI1fe6rOVI&list=TLkvK9dBiiL000k0ZrQDAkc3CX2iiDkTAO
http://www.youtube.com/watch?v=4O0o4IMQBEY&list=TLkvK9dBiiL000k0ZrQDAkc3CX2iiDkTAO
Sin palabaras…, excelente Álvaro!