Somos seres sociales. A pesar de ello hay muchas personas que se sienten profundamente solas. La soledad, que según Frieda Fromm-Reichmann, no es otra cosa que la carencia de intimidad, nos advierte de la necesidad de generar redes de conexión con otras personas.
La soledad es un problema que cada vez atañe a más personas en el mundo. Uno de cada tres estadounidenses sufren de soledad crónica, con lo que llevan muchos años padeciéndola. En España un 25% de los españoles sufren soledad con frecuencia.
Elsa Punset aborda estos temas en su último libro El mundo en tus manos donde aporta evidencias científicas referidas a cómo los seres humanos decidimos aislarnos o relacionarnos con otros.
Empezamos a sufrir los avances de una epidemia de soledad que en Estados Unidos está evolucionando de manera alarmante. En 1985 solo el 10% de los habitantes no tenían a nadie con quien hablar. Este dato se ha incrementado hasta el 25% en 2004.
Sentirse solo tiene mucho más que ver con la calidad que con la cantidad de relaciones que tenemos. Cuando vemos a una persona que sufre soledad crónica pero tiene un círculo social, una familia o una pareja, debemos pensar en cómo gestiona esas relaciones y si las enriquece o las empobrece.
La soledad nos afecta no sólo a nivel psicológico sino que nuestro cuerpo sufre su acción demoledora. El debilitamiento de nuestro sistema inmunológico, el aumento de la presión arterial, la producción de más cantidad de hormonas del estrés, tan solo son unas cuentas de las consecuencias que se provocan por estados de soledad.
En el caso de los ancianos el efecto de la soledad es devastador ya que afecta a los centros cerebrales relacionados con la toma de decisiones.
Este es el motivo por el que necesitamos tejer redes sociales que nos sostengan y nos apoyen. Todos necesitamos asirnos a otras personas como nosotros para livianizar la carga que en algunos momentos llevamos.
Hay quienes crean redes pequeñas, rígidas y muy dependientes y quienes optan por tejer redes de apoyo más amplias.
Una red rígida y pequeña nos hace excesivamente vulnerables, ya que si en alguna ocasión esos vínculos se rompen (y la vida es demasiado larga para que no sea así) podemos vernos aislados de otros. Es muy parecido a la manera en la que hemos pensado que debía ser nuestra vida laboral.
Trabajar en un único sistema cerrado durante mucho tiempo, es lo que hemos entendido por seguridad (mi trabajo de toda la vida). Y hemos dejado de alimentar otras opciones de crecimiento profesional, sin atender a nuevas inquietudes. No estoy en contra de tener un trabajo estable sino en que cuando lo conseguimos, tendemos a acomodarnos y a no seguir alimentando la curiosidad por nuevos escenarios estimulantes. Y cuando ocurre esto el riesgo de resignarnos frente al futuro es alto e inexorablemente esto nos lleva a sentirnos solos.
Crear redes más amplias requiere un esfuerzo de búsqueda, una actitud de constante inquietud y curiosidad por nuevas maneras de hacer las cosas, nuevos proyectos que nos mantengan vivos. Y ahí aparecen nuevas redes de personas que nutren nuestro crecimiento.
Crear redes, alimentarlas y regenerarlas para que sean cada vez más robustas y nos permitan tener un espacio de sana protección donde encontremos posibilidades de crecimiento personal y profesional.
Hola Álvaro: Muy interesante reflexión. No es lo mismo estar sólo (algo que desgraciadamente sufre alguna gente), que sentirse solo.
Uno puede sentirse feliz de no estar solo, pero contradictoriamente sentirse solo en compañía de una multitud….Tal vez este tipo de soledad se de con más frecuencia en los idealistas, los revolucionarios, los emprendedores, pero también en los introvertidos, los reflexivos o los temerosos…
En el mundo de la comunicación global, es más fácil sentirse solo que estar solo.
Carlos, tus reflexiones siempre me enriquecen. Gracias por tu incondicional presencia semanal.
Abrazos fuertes
Reblogueó esto en nosotras que somos tan normales.
Un post muy interesante y que comparto, pues de ello hace años me ha sucedido, en la época de estudios y trabajo laboral, la combinación era explosiva, sin tener aliento para salir. Esto me llevó a no tener hobbys de disfrute solo con mi hijo, los amigos y socios de mi ámbito laboral, compañeros pero era llegar el fin de semana a estudiar y sin poder salir. Esto que acarreó dificultades en mi ámbito personal. Por suerte después de dos años decimos enriquecernos con realizar cosas el fin de semana, tener cada uno el tiempo hobby (pescar, caminar, nadar) y luego disfrutar en conjunto con la familia. Incluir también la amistad de nuevas redes sociales para compartir inquietudes…
Por mi manera de ser, he tenido que administrar mi entusiasmo de hacer cosas para disfrutar de mi familia, este respiro nos ha ido muy bien a los dos, pero hay que estar alerta en no caer en la rutina, porque es fácil adquirir este hábito de soledad, para estar mas tranquilos, aunque luego conlleve a adquirir hábitos poco saludables.
Como siempre este contenido nos enriquece y nos ayuda!!
Encantada Álvaro.
Muchísimas gracias Neus !!!
UN besazo
Muy acertado tu articulo!! Muy cierto! Desde mi experiencia directa y mi observación la soledad es la enfermedad de la sociedad moderna, sobre todo en los paises desarrollados, que acaban utilizando el dinero para substituir las relaciones.
Cuando uno es pobre sería imposible quedarse solo, por la amenaza de quedarse sin los recursos primarios – lo que obliga a una persona a pertenecer a un grupo, una comunidad. Mientras tanto, cuando uno empieza a tener dinero en abundancia, esta necesidad desaparece y las personas, puesto que tienen dinero para pagar todo lo que necesita pagar, se encuentran aisladas. Con un nivel de confort material de 100% pero en un estado de aislamiento emocional y con una tendencia de intolerancia hacia los demas.
Haciendo esto, las personas se desconectan emocionalmente de los demas, y empiezan a olvidar “cómo” crear “esta conexion e intimidad emocional” lo que, desde mi punto de vista, trajo al mundo la existencia del prozac.
Conozco muchisímas personas que estan atrapadas en esta dinamica, en los paises más ricos del mundo (en los que he vivido). Y aunque esten conscientes de que necesitan integrarse a un grupo y aunque sientan esta falta de intimidad emocional, intentan pertenecer a un grupo (crear vinculos sociales) pero sin consiguir crear esta intimidad emocional nutriente, de la que hablas tu. El resultado: la gente acaba sentirse aislada incluso al lado de otras personas y al final abandonan el grupo/o la pareja. Entonces, yo digo que la solución va más allá y consiste en re-aprender a crear esta conexion veritable, autentica con otro ser humano dentro de una pareja, una red, una comunidad o un grupo. En pocas palabras, lo que tu llamas CREAR redes, alimentarlas y regenerarlas.
Querida Zoe, tu reflexion es muy nutritiva para todos. Muchísimas gracias
Hola Álvaro! Me ha encantado el concepto de tejer redes de conexión.
Creo que la soledad es un sentimiento que forma parte de la vida, y nos indica como dices una necesidad (como todas las emociones). En lugar de aceptarlo, recoger el mensaje y buscar solución, lo que hacemos en muchos casos es huir de ese sentimiento (igual que hacemos con el miedo o cualquier otra emoción displacentera).
Si comprendemos la utilidad del sentimiento de soledad (en dosis sanas) y no nos asustamos creo que podemos aprender a gestionarlo mucho mejor.
Un abrazo Álvaro!
Hola. Yo también me llamo Álvaro. Estoy de acuerdo con lo que dices. Acabo de llegar a Miami desde Nueva York. Esta última ciudad me ha dejado anonadado: su ritmo de vida es trepidante. La cantidad de
cosas que suceden en cada segundo dejan a uno anonadado. Dentro de toda esta oferta, creo que hay mucha gente que se siente sola. Parece mentira que en un mundo como el actual en el que el desarrollo tecnológico nos permite estar más cerca unos de otros, haya gente tan sola. Yo me incluyo, en ocasiones. Pero lo más preocupante no es estar solo sino no poder expresar lo que siente hacia los demás.
Un cordial saludo
Y si quieres leer mi blog, es este:
http://alvarolopezvicente.wordpress.com/category/deporte-2/