El pasado jueves participé como conferenciante en Expomanagement impartiendo una conferencia sobre el éxito. Algunos de vosotros pudisteis acudir y compartimos juntos un rato muy agradable. Os lo quería agradecer mucho.
Me gustaría poder seguir reflexionando acerca de esto en este post semanal. Lo haré haciendo referencia a otro icono deportivo que nos puede servir de ejemplo para explicar como el éxito va más allá de un resultado, sino que está totalmente relacionado con el camino que cada uno elige para llegar a donde quiere ir, para estar donde decide estar.
Hermann Maier, austriaco, nacido en 1972 ha sido uno de los mejores esquiadores de la historia. Aunque de pequeño no tenia demasiado interés por el esquí (incluso fue enviado a casa porque en su escuela de esquí pensaban que era demasiado débil), fue a partir de los 15 años cuando, junto a sus padres, cuando comenzó una carrera deportiva plena de éxitos que culminó con dos oros olímpicos en los Juegos de Nagano de 1998, otras dos medallas en Turín 2006 y varios campeonatos del mundo.
Precisamente Nagano fue escenario de sus éxitos y de sus errores. Sufrió una de las más escandalosas caídas que se recuerdan en este deporte cuando perdió el control a más de 100 kms por hora. Sin embargo y de manera casi milagrosa, se levantó y continuo en pie con solo unos golpes en rodilla y hombro.
Pero el episodio que marcó su vida deportiva se produjo en 2001 a causa de un accidente cuando conducía su moto para ir a un entrenamiento. Por culpa del accidente estuvo a punto de perder una pierna que, gracias a los médicos que le intervinieron, fue capaz de salvar casi milagrosamente. A partir de aquí y con muy pocas posibilidades de poder hacer una vida normal, comenzó un proceso que duró prácticamente dos años de su vida antes de poder volver a competir en la élite.
Y lo hizo en 2003 cuando nadie pensaba que pudiera ser posible. Gracias a esto se ganó el apodo de Herminator por su indestructibilidad.
Desde entonces y hasta el 2009 continuó compitiendo y cosechando éxitos aunque tuvo que anunciar su retirada por problemas en su rodilla derecha.
Posiblemente el éxito de la vida deportiva de Hermann Maier esté sustentada en su capacidad de superación, su claridad en los objetivos, su proyecto deportivo y su capacidad de resiliencia.
Cuando en la conferencia del pasado jueves compartía con el público la necesidad que tenemos de asumir nuestra responsabilidad frente a lo que nos sucede en la vida, quizá la historia de Maier hubiera podido ilustrar maravillosamente bien este hecho. Su meta no estaba en poder volver a caminar sino en poder seguir haciendo aquello que le apasionaba, aquello que daba sentido a su vida diaria. No podía permitirse sacrificarlo y fue por esto por lo que fue capaz de superar todos estos obstáculos.
Cuando tenemos objetivos retadores y complejos nuestro rendimiento mejora siempre. La actitud competidora en el deporte y en la vida nos facilita el hecho de llegar más allá de donde nos habíamos imaginado.
http://www.youtube.com/watch?v=KjqiC4SiipE
Que disfrutéis de la semana
Buena presentación el otro día. Ese ultimo video es genial.
Fue un placer verte y charlar un rato.
Un abrazo
Hola Amador, el placer fue mutuo. Tenemos que volver a vernos.
Abrazos
Excelente post Alvaro !!! me llena de motivación …Un abrazo
Me encanto em Mensaje Alvaro, de hecho comparti con varios colegas esta frase: “Cuando tenemos objetivos retadores y complejos nuestro rendimiento mejora siempre”, autor Alvaro Merino :-)))))
Es muy cierto Álvaro, lo que dices. Yo sostengo que para tener esos objetivos retadores, tienes que tener una “gasolina muy especial”, casi como la que utilizan en la Fórmula 1: la EMOCIÓN. Cuando reconducimos todas nuestras competencias emocionales en una dirección, es raro no llegar a conseguir los objetivos que nos hallamos propuestos. ¡¡Enhorabuena por tu post!!
Muy bueno Álvaro; Herminator representa el espíritu de superación y el perfil de una persona con los objetivos bien marcados… Llevé su casco tres temporadas seguidas!
Ahhhh que bueno!!!!!!
Gracias por participar Sergio
Abrazos