LA CONSCIENCIA DORMIDA
“No hay nada más hermoso que cuando la sabiduría y la bondad actúan juntas”
Alonso Puig
Reconozco que llevo un par de semanas descansando mal y soñando mucho. Es curioso (o quizá no tanto) que cae delante de mi un capítulo de un libro que me regala una poderosa reflexión sobre los sueños y nuestra consciencia dormida.
Es verdad que cuando dormimos no somos dueños de nuestros sueños. No elegimos qué sueños tenemos ni en qué pesadillas nos vemos atrapados. Tan solo cuando despertamos nos liberamos de esa historia que nos hacía sufrir y lo hacemos con una mezcla de desasosiego y alivio en la que incluso nos cuesta discernir entre sueño y realidad.
Quizá esto también nos ocurre cuando, sin darnos cuenta, vivimos encerrados en el sueño de nuestra consciencia dormida. Esta consciencia dormida se debe a los hábitos improductivos que condicionan nuestra manera de reaccionar frente a todas las situaciones a las que los enfrentamos. En muchas ocasiones son decisiones tempranas que nos permiten sobrevivir pero que, una vez cambiado el contexto y pasados los años, se han adherido y han emponzoñado nuestro comportamiento.
Esta consciencia dormida se alimenta de un estado de ánimo empobrecido de pesadumbre y pesimismo que victimiza nuestra actitud.
Incluso hay quien llega a morir creyendo que ese sueño de su consciencia era de verdad la vida, llena de oscuridades y tinieblas en las que tan solo se podía sobrevivir. Pero si no reconoces que estás dormido y realmente crees que estás despierto, ¿qué necesidad tienes de despertar?
Los agresivos tienen dormida su consciencia frente a la tolerancia. Los que desprecian durmieron su consciencia de humildad. Los egoístas escondieron su consciencia frente a la generosidad. Los resignados duermen la consciencia de la aceptación.
Solo cuando despertamos a la vida podemos tener otra perspectiva más enriquecida y saludable de la misma. Y despertar nuestra consciencia es posible cuando descubrimos, nos comprometemos y somos fieles a nuestra esencia.
Cuando descubrimos nuestro talento, nuestra aportación de valor, nuestro diamante en bruto o nuestro sentido para actuar, es cuando podemos ir más allá de lo que nunca habríamos podido imaginar.
Si después de un tiempo, descubres que sigues en un bucle sin salida que no te ha hecho mejorar, ¿no será que estás dormido?
Gracias por sus lecturas y enseñanzas siempre atinadas a la realidad humana. Siempre encontramos algo que nos habla en directo. Gracias por estar presente constantemente los lunes. Mis mejores deseos siempre,
Querida Elisa, que bueno es saber que puedo aportar un poco de reflexión al día a día que tienes
Y como se descubre el talento?
Gran pregunta para dedicarle muchísimo tiempo. Escríbeme y te cuento
Un beso
wow. Que bueno… Gracias Alvarito!!!
Abrazos enormes !!!!!