Phil Jackson dibujaba una línea en el suelo y pedía a sus jugadores que la cruzasen aquellos que querían entrenar.
Una sencilla línea es la metáfora perfecta para hacer una llamada al compromiso. Un simple paso que exige la responsabilidad para cambiar el “tener que “ por el “querer”. De poco o nada sirve dar un paso a medias cuando lo hago desde la obligación de tener que hacerlo.
Gestionar el compromiso implica abandonar las obligaciones y entrenar diariamente la actitud frente a lo que haces. En muchas ocasiones queremos obtener resultados y sin embargo no pagamos el precio exigido. El compromiso por una meta, por alcanzar la visión deseada implica ineludiblemente pagar todo el precio que cuesta.
No salen las cuentas si cada día vas a menos revoluciones de las necesarias y no te implicas plenamente. No puedes esperar que en los momentos importantes estés preparado para dar lo mejor de ti.
¿cuándo sabes qué estás realmente comprometido con algo o alguien? Es tan sencillo como saber que te mueres de ganas de que llegue ese momento importante. Un deportista está comprometido cuando espera con ilusión una final; cualquiera de nosotros sabemos que estamos comprometidos cuando deseamos que nuestro proyecto se haga realidad, eche a andar o cuando nos enfrentamos a la situación más compleja que hayamos vivido hasta ese momento con ilusión, entusiasmo y capacidad.
En el deporte como en la vida si entrenas dándolo todo, estarás deseando competir porque sabes que estás preparado. En muchas organizaciones hoy día no se dedica el tiempo necesario para generar espacios de entrenamiento de calidad donde las personas puedan prepararse para competir bien. En muchas ocasiones se “echa a los leones” a las personas, exigiéndoles un compromiso para el que no se les ha permitido entrenar previamente.
Y es curioso cómo siendo el compromiso fruto del aprendizaje, se evoluciona más rápido cuando se aprende más lento. Aprender más rápido dificulta aprender con calidad, que es el sustrato imprescindible para evolucionar más y mejor. En un próximo post reflexionaré sobre la importancia de la serenidad dinámica como la competencia olvidada y sin embargo, elemento indispensable del artista. Si te das cuenta los grandes deportistas y otros tantos artistas son capaces de mantener y transmitir una calma y una serenidad que se traduce en la sencillez efectiva de sus acciones. Y es esa sencillez dentro de la complejidad la que consigue emocionarnos porque es el resultado del compromiso que han puesto para alcanzar su metas.
Decía Alejandro Sanz no hace mucho a unos concursantes de un conocido programa televisivo: “tenéis que ensayar tanto que cuando salgáis al escenario parezca un descanso”. Y es que el compromiso en la competición se obtiene cuando se trabaja con atención plena en el entrenamiento.
Reblogueó esto en propositosaludy comentado:
Si no te comprometes con lo que haces… Implicarse es disfrutar de la vida al 100%
Amigo Alvaro:
Una de tus frases ” mágicas “.
La suerte se produce cuando la preparación se cruza con la oportunidad.
Lo que no se entrena, no se sabe hacer bien.
Un abrazo
Estimado Álvaro, una gran verdad, y como decías en una de tus cátedras “es curioso, mientras mas entreno, más suerte tengo”
Estupendo artículo Álvaro! Gracias por tus reflexiones.