“Cómo nos comunicamos es el indicador predictivo más importante del éxito de un equipo”. Así de rotundo se muestra Alex “Andy” Pentland, director del Human Dynamics Lab y del Media Lab Entrepreneurship Program en el MIT. Este eminente científico, pionero de la ingeniería organizacional, es el responsable del concepto de “minería de la realidad” que analiza los datos de un sensor para extraer patrones sutiles que predicen la conducta humana.
Mediante estos sensores electrónicos portátiles a los que llaman insignias sociométricas recogieron datos relativos a cómo los miembros de un equipo se comunicaban en tiempo real.
¿Qué conclusiones extrajeron de estos estudios?
Por un lado reforzaron la idea de que los mejores equipos no están construidos por los mejores profesionales. La clave no reside en qué comunican las personas sino en cómo lo hacen:
Se comunican frecuentemente. Incluso se ha determinado en un equipo tipo el número óptimo de interacciones por hora que, siendo mayor o menor, disminuye la eficacia del equipo.
Todos ellos hablan y escuchan en la misma medida. Los equipos con menor rendimiento eran equipos que tenían miembros dominantes, intraequipos dentro de los equipos o personas que solo hablaban o solo escuchaban.
Participan frecuentemente en las conversaciones. Especialmente, el Dr. Pentland hace referencia a las conversaciones “informales” que mantienen los miembros de un equipo. Crear contextos para generar estas conversaciones informales es clave para el rendimiento de un equipo. En esta línea recuerdo que un entrenador de futbol de primera división me comentaba como sus jugadores no dejaban de hablar de futbol durante el tiempo que estaban en la sala de masajes. Estos espacios son contextos estimulantes para desarrollar la inteligencia colectiva en un equipo. Encontrar a las personas de un equipo hablando de sus trabajos en espacios informales de interacción es un claro indicador de que un equipo aprende.
Exploran las ideas y la información fuera del grupo. Buscan proactivamente y de manera responsable información de calidad que proviene de fuentes externas para traerlo de vuelta al equipo y mejorar su excelencia.
Estas insignias sociométricas no recogen, a propósito, el contenido de la comunicación (el qué) sino la comunicación paraverbal y no verbal, así cómo la manera en la que unas personas se enfrentan a otras y lo mucho o poco que la gente habla.
Lo más interesante del estudio del MIT es que todos los patrones claves para construir equipos de rendimiento son altamente entrenables y se refieren a habilidades que se pueden aprender.
Pero lógicamente estas habilidades entrenables requieren de un entrenamiento sistemático y consciente. Un entrenamiento que sea fruto de una planificación metódica y una apuesta a largo plazo basada en la aceptación de la diversidad de cualquier equipo.
Una reflexión clave que emana de este estudio es la necesidad de entrenar lideres conversacionales y con herramientas para generar contextos estimulantes que provoquen conversaciones inteligentes y poderosas.
La ciencia apoya, a través de datos y evidencias, la necesidad de apostar por líderes y equipos que inviertan en aprender a cómo conversar para generar una mayor inteligencia colectiva.
Muchas gracias por el articulo de esta semana. Me resulta complicado como podemos entrenar lo referido en el articulo a nivel por ejemplo de un comité de dirección. Un saludo Álvaro
Gracias por tu blog.
Un cordial saludo
Muchas gracias a ti Fausto por ser tan leal al blog 🙂
Definitivamente de acuerdo con este post.
La comunicación es clave para tener un equipo en todos los ámbitos de tu vida.
Gracias por tus excelentes post Álvaro!