“Nunca es tarde para ser lo que deberías haber sido” . Estas palabras escritas por a novelista británica Mary Ann Evans en el Siglo XIX son perfectamente trasladables a cualquiera de nuestros días.
Tras estas palabras se esconde nuestra rigidez mental, la que nos lleva a engancharnos a las rutinas y estereotipos rígidos e inflexibles que nos dificultad vivir de otra manera. Son tan fuertes y están tan asentados en nuestro inconsciente que en muchas ocasiones nos imposibilitan mirar desde otra perspectiva.
La rigidez mental se puede adueñar de nuestro comportamiento diario salvo que vivamos alguna circunstancia que nos golpee emocionalmente y agite nuestros cimientos. Vivimos a remolque de procesos y hábitos improductivos siendo pasajeros que ni siquiera saben hacia donde se dirigen. Tan solo viajan y se mueven pensando que deben seguir un rumbo prefijado.
Esta rigidez mental nos lleva a abordar los conflictos siempre de la misma manera, actuando igual una y otra vez sin llegar al problema de fondo. Esto nos lleva a generar hábitos insanos a nivel emocional y físico que nos hacen descuidarnos por completo.
Más importante incluso es el hecho de que esta rigidez mental genera en nosotros expectativas poco o nada realistas en relación a nosotros y a los demás.
Por este motivo la rigidez es sinónimo de victimización. Las actitudes más victimistas son provocadas por esta inflexibilidad mental.
Frente a esta rigidez siempre tenemos la opción de trabajar nuestra flexibilidad, nuestra capacidad de poder cambiar y gestionar nuestras emociones más inútiles como la culpabilidad y el rencor.
Y este paso de la rigidez a la flexibilidad se inicia con un buen trabajo de autoconciencia y de aceptación de las dificultades. Esto favorece, sin lugar a dudas, que nos transformemos en protagonistas de nuestras vidas.
No cabe duda de que saber quienes queremos ser no es tarea fácil ya que requiere que rompamos con las maneras de pensar, vivir y decidir que hemos aprendido desde la infancia, pero es el único camino para reinventarnos. Y no existen atajos, no hay caminos más rápidos, más sencillos o más fáciles. De hecho, en muchas ocasiones el camino es el que es. Depende de ti cómo lo camines.
Parar, reflexionar, aceptar nuevas alternativas, aprovechar las ventanas de oportunidad que se abren ante nosotros cuando nuestros ojos están bien abiertos, son características claras de la flexibilidad de nuestro cerebro.
Nunca es tarde para ser lo que quieres ser. Tan solo depende de ti.
gracias Alvaro por compartir este mensaje, muy positive y constructivo para quienes lo recibimos cada inicio de semana
saludos
Cuando hayamos determinado qué de nosotros requiere modificación es necesario que nos escuchemos, con cuales ideas o pensamientos nos auto definimos. Si bien es cierto existen personas que se auto definen de una manera y actúan de otra, en ese caso estaríamos hablando de alguien que vive una ilusion o mentira, pero cuando decidimos ser congruentes con nosotros mismos sí es necesario revisar con qué ideas nos vamos a identificar.
Cuando las palabras se materializan…