Memento mori es una expresión latina que significa recuerda que morirás. Su origen parece remontarse a la Antigua Roma. Cunado un general o un hombre poderoso desfilaba victorioso por las calles de Roma, un siervo caminaba a su lado recordándole con esta frase, las limitaciones de la naturaleza humana.
De esta manera se pretendía evitar la soberbia de quienes gozaban del éxito en un momento determinado.
Según el testimonio de Tertuliano, el sirviente utilizaba esta frase: Respice post te! Hominem te esse memento! “¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre” (y no un dios).
Parece ser que el Senado romano obligaba a esta tradición para tratar de evitar la desmesura que provocaba el éxito y que posteriormente solía desembocar en abusos de poder.
Después de más de 2000 años parece que en esto no hemos evolucionado apenas nada. De hecho quizá hayamos retrocedido. Seguimos asistiendo a actos de arrogancia desmedida. Pero no hace falta buscar ejemplos en políticos, deportistas o famosos. Tan solo hace falta poner atención en los pequeños actos cotidianos de cada uno de nosotros. Un pequeño éxito puede disparar nuestro ego exponencialmente.
Sin embargo, si hay un denominador común en la vida, ese no es otro que la fragilidad. Vivimos en entornos profundamente quebradizos, muchos de ellos fuera de nuestro control aunque pensemos que podemos controlarlos de alguna manera. Así ha sido siempre, así es ahora y así seguirá siendo. La vida nos aguarda para recordárnoslo de la manera más inesperada en el momento más insospechado.
“Recuerda que eres mortal” cuando estás en lo más alto porque antes o después no lo estarás.
“Recuerda que eres mortal” cuando minusvalores lo que otros hacen aunque no hayan llegado donde tú estás.
“Recuerda que eres mortal” cuando solo miras hacia los de arriba y no hacia los de abajo.
“Recuerda que eres mortal” cuando crees que no necesitas a tu equipo para conseguir tus metas.
“Recuerda que eres mortal” incluso cuando pecas de falsa modestia.
“Recuerda que eres mortal” para poder aceptar la derrota y aprender de ella.
La humildad no es carecer de ego sino saber mantenerlo atado en corto cuando las cosas van bien.