Tuvieron que pasar más de veintiún siglos para que la teoría geocéntrica (fundamentada en la creencia de que la tierra era el centro del universo) fuera definitivamente rebatida por Galileo gracias a datos empíricos y a la invención del telescopio y que supuso uno de los más importantes cambios de paradigma del mundo científico. Y para ello, muchos de aquellos que cuestionaron la teoría que desde el siglo VI a. de C. era una verdad incuestionable, sufrieron la burla, el escarnio y la persecución.
Pues si para algo que hoy en día es un hecho irrefutable, tardamos más de dos mil años en aceptarlo como verdadero, que no puede pasar con tantos paradigmas sobre los que hemos sido aleccionados y que no llegamos ni siquiera a cuestionarnos.
Hablar del altruismo en una sociedad materialista, hablar de generosidad en una sociedad que cada día se mira más el propio ombligo es, desgraciadamente, ir a contracorriente. Cuando en el mundo de las empresas hablas del valor de las personas y de su capacidad para humanizar los negocios es fácil empatizar con Galileo y entender ligeramente como debió sentirse juzgado por la inquisición romana.
“Lo que das, te lo das. Lo que no das, te lo quitas” Alejandro Jodorowsky
De la vida no podemos esperar recibir lo que queremos pero siempre nos regala lo que necesitamos aprender. Es quizás por este motivo por el que achacamos nuestra pobreza emocional a nuestra pobreza material y nada tiene que ver una cosa con la otra. Vincular la satisfacción a la obtención de lo material y no ser conscientes de la infinidad de situaciones que la vida nos pone delante para discernir lo importante de lo superficial y efímero supone uno de los lastres de nuestra sociedad.
Esperar a que otros solucionen los problemas que vivimos, protestar contra todo y no ser capaces de parar a pensar que puedo aportar para romper mis propios paradigmas no nos lleva a ningún sitio interesante.
Más beneficioso resulta aceptar todo aquello que no puedo controlar (y que es muchísimo) y poner toda mi energía y mi esencia en cada pequeño detalle que puedo abordar de manera diferente, para acercarme un peldaño más a quien quiero llegar a ser.
Aceptar pasa por encontrar nuestro equilibrio entre lo material y lo emocional, por gozar de lo poco o mucho que tengamos, pero gozarlo siempre.
Como bien dice Borja Vilaseca, construir un estilo de vida equilibrado entre lo que somos, lo que hacemos y lo que tenemos. No soy tan ingenuo de eliminar el “tener” pero si de racionalizarlo y de poner el sentido común en dimensionarlo correcta y ecológicamente.
Y en la parte del “hacer” entra de lleno el sentido de nuestra profesión. Dar sentido a lo que hacemos forma parte de ese frágil y a la vez imprescindible equilibrio. Hacer con sentido es dar sentido a nuestro hacer.
Buen día, excelente escrito Alvaro, fortalece mi decisión de luchar por la verdad y lo correcto aunque signifique ir en contra de los corriente, saludos
Totalmente de acuerdo Álvaro, con tu permiso añadiría la siguiente reflexión:
Al necesario sentido que debe acompañar nuestras conductas (profesional o personal ) no estaría nada mal unirle la comprensión y la aceptación de que “nuestro sentido” no es el único válido, que la diversidad y riqueza social nos muestra muchos y variados caminos.
Un “sinsentido” muy frecuente es que repetidamente perdemos nuestro valioso tiempo tratando de organizar la vida a los demás en base a nuestros sentidos y con ello ignoramos el derecho de cada uno a tener sus propios sentidos.
Abrazos!
AMÉN, querido. Que bien les va a venir a tus chicos este tipo de mirada que tienes de la vida.
Abrazos y feliz de tenerte cerca gracias al blog.
Felicidades, Alvaro. Por la filosofía que encierran tus palabras, pura sabiduría y pureza intelectual y humana, muy necesaria para orientarnos a todos ante los desafíos y dificultades
de la vida.
Un fuerte abrazo.
Y enhorabuena….
Alvaro, mil gracias por compartir e introducir una nueva manera de entender y vivir la vida, tanto dentro como fuera del trabajo.
Aqui y ahora.
Oscar Durán
Es una recargas de energía leerte. GRacias
Excelente reflexión, El paradigma de la realidad nos limita la visión y el desafío a Ser mejores personas que promuevan y posibiliten nuevas formas de convivencia humana en cada etapa de nuestras existencia, lo que nos convierte en receptores de lo creado y no en creadores de nuestro propio futuro.