“Es curioso que la vida, cuanto más vacía, más pesa.” León Daudí
El pasado fin de semana estuve disfrutando de una comida de reencuentro entre amigos que llevaban mucho tiempo sin verse. Tanto tiempo que nadie sabia de quienes eran los niños que corrían entre las mesas. Después del tiempo necesario para ponerse al día, fueron apareciendo pequeñas conversaciones en las que el futuro daba paso a las viejas historias del pasado. Y ahí, justo ahí, es cuando uno se da cuenta de la enorme distancia que establece el tiempo, de las diferentes experiencias vividas y de cómo esto condiciona la manera en la que cada uno afronta el futuro que aún está por llegar.
Algunos de ellos simplemente ya habían decidido rendirse a una vida exenta de proyecto vital. Otros achacaban su resignación al capricho del destino ya que “hacer planes no es otra cosa que alimentar tu miedo”. No niego que me sentí un tanto desconcertado al ver a personas de mi edad habiendo tirado la toalla y repitiendo modelos aprendidos en otras generaciones.
Con un poco de perspectiva y unas horas después fui tomando conciencia de cómo muchas situaciones adversas no les sirven a ciertas personas para aprender y de cómo cada uno de nosotros libramos una gran batalla en nuestro interior.
Construir un proyecto de vida y alimentarlo para hacerlo crecer es la manera de esquivar la resignación vital que algunas personas viven sin ser conscientes de ello.
Si no tienes proyecto, ¿qué sentido tiene lo que haces?, ¿donde pones el foco?, ¿qué te estimula para levantarte cada día?
Construir un proyecto es dotar de sentido a lo que hacemos. Nada tiene que ver con tener todo planificado sino todo lo contrario. Quien vive bajo el estricto control de su vida se encorseta y no deja espacio al disfrute.
Sin embargo quien construye un proyecto alimenta una vida plena de sentido no exenta de dificultades.
Y es que tener un proyecto significa:
Entrenar una actitud proactiva y de anticipación. Ilusionarse e imaginar un futuro donde quieres estar y construir paso a paso el camino.
Darte cuenta que el ritmo lo eliges tú y que lo rápido puede ser la peor manera de construir algo sólido.
Asegurarse que puedes compartirlo con otros y crear redes de colaboración y co-responsabilidad. Que “mi proyecto” puede convertirse en “nuestro proyecto”.
Aceptar cada imprevisto y cada adversidad como elementos del camino que refuerzan el significado del proyecto.
Permitirte desdecirte que lo que alguna vez hayas planteado, dar un giro a tus planes y reinventar tu proyecto las veces que sean necesarias. Incluso puedes bajarte de tu proyecto y subirte a otro.
Responder a tus propias expectativas y no a las de los demás. Solo respondes a las expectativas de otros cuando careces de un proyecto.
Saborear tus avances aunque aún estés lejos de lo que te planteas. Da igual la distancia a la meta, lo más importante es el movimiento.
Me niego a rendirme, me niego a pensar que es mejor dejarse llevar. Y si no, que se lo cuenten a Sister Madonna Buder, que con sus 82 años se ha convertido en la atleta de mayor edad en completar un Ironman.
El reto, me parece a mi, es tener un proyecto cada día, lograr que cada día sea una oportunidad que te ilusione. Y eso no tiene que ver con el azar, ni la buena o mala suerte que podamos tener. Tiene que ver con la lectura que hacemos de aquello que la vida nos pone por delante. El ejercicio de limpiarnos las gafas cada mañana debería ser parte de nuestra gimnasia emocional.
¿No os parece?
Me parece !!
Besos Bea
Gracias Alvaro … tus comentarios del día lunes me entregan la fuerza para comenzar cada semana y además para dar bríos a todos mis proyectos que daré inicio esta semana .
Un abrazo
Paulina Puelma
Auto-estima…auto-confianza…excelente aportación Alvaro¡¡Y la aportación de Beatriz de realizar gimnasia emocional….por que podemos hacer muchas pesas….
Como muestra de proyecto en abril me propuse realizar Madrid-Santiago de Compostela a pie…y gracias a esas metas,capacidad de esfuerzo…en unos dias lo finalizare…pero….pero…¿Existen pesas pesas para nuestras emociones?…nos dedicamos un minuto y pensamos que queremos hacer??
Excelente Álvaro!!!! Es cuestión de re-inventarse o morir… y yo también me quedaré siempre con la primera opción
Gracias por recordarmelo, asi lo he pensado desde que era joven y eso me ha mantenido con ilusion y sentido mi vida y he podido afrontar muchas situaciones. Pero ahora a mi 68 anos comenzaba a sentirme cansada ya q como esta el patio, habia caido en la tentacion de dejarme ir, pero no estabamuy feliz que digamos. Asi q gracias por tu reflexion he comprendidoq tengo que volver a sentirme VIva a traves de llevar acabo mi proyecto de vida, aumque me digan q me exijo mucho, o que me como el tarro demasiado o q necesidad tengo de complicarme la vida a mi edad.
Muchas gracias por recordarmelo.
No me importan los años ni me asustan. Quiero vibrar , quiero Vivir
Que lección Juana !gracias a ti por recordarnos esta lección,
Un beso fuerte
Que bonita reflexión, esto me inspirar a seguir luchando por lo que quiero y no dejarme vencer gracias.
Gracias Álvaro
Me gusto mucho post. Invita a una gran reflexión.
Un abrazo.
Gracias por este post, me ayudo a darme un empujón, para iniciar un proyecto, que he dejado por muchos años, ahora a ponerle todas las ganas para lograr cerrar con éxito el proyecto, y seguir con otros. Saludos Alvaro.
Yo creo que todos tenemos un proyecto de vida. Unos más a corto plazo, otros más a largo. Unos más ambiciosos, otros menos. Pero lo que para uno puede ser poco ambicioso para otros es quizá el esfuerzo de toda una vida. Acorde a tu reflexión creo que lo importante es no perder de vista nuestro proyecto, recordarlo cada mañana. Por eso te agradezco que a las 7 a.m. me hagas empezar a usar la mente y afrontar un nuevo día con ganas. :). Un abrazo.
Hace poco leía a Viktor Franklin y a su hombre en busca de sentido… Y nos recordaba la misma esencia… En realidad, la ultima de las libertades que un hombre posee y poseerá siempre es la de elegir su actitud. Creo que cuando ese reto, objetivo… se une a una actitud y un sentido, la fórmula es imparable. Gracias Álvaro por compartirte tan bien 🙂