Un estado de ánimo y una emoción son cosas diferentes. Aunque comparten una misma naturaleza, si bien la emoción responde a un estímulo que la provoca, con los estados de ánimo no ocurre lo mismo. Lo que genera un estado de ánimo no suele ser tan evidente como ocurre con las emociones.
Queramos o no, siempre nos encontramos en un estado de ánimo determinado. Aunque es habitual escuchar que tenemos un estado de ánimo tal o cual, también los estados de ánimo nos tienen a nosotros. No podemos evitar estar en un estado de ánimo determinado. De hecho siempre estamos en uno u otro. Esto no es malo en si mismo. Aunque no seamos responsables de estar en un estado de ánimo u otro si que somos responsables de permanecer en él
“Un equipo es un estado de ánimo” Jorge Valdano
Las sociedades, los equipos y las personas somos estados de ánimo. De hecho, la capacidad de contagiar nuestro estado de ánimo es una de las cualidades que más destacamos de los líderes.
Lo más importante de las emociones y de los estados de ánimo es la capacidad que tienen de abrir o cerrar posibilidades. Un estado de ánimo de resentimiento o de resignación cierra posibilidades de futuro, mientras que el entusiasmo es un estado de ánimo que abre infinitas posibilidades de acción. Es muy difícil que alguien que mire la vida con resentimiento sea capaz de generar posibilidades. Tan solo cambiando la mirada es posible abrirse a una realidad diferente.
Nuestras conversaciones están íntimamente ligadas a nuestros estados anímicos. Humberto Maturana explica que nuestras conversaciones son la combinación de lenguaje y emociones. Y esta relación entre lenguaje y estado emocional es bidireccional. Podemos intervenir en nuestra emocionalidad a través de nuestro lenguaje, ya que dependiendo de qué nos digamos así alimentamos un estado emocional u otro. Pero también podemos intervenir en nuestro lenguaje a través de los estados de ánimo ya que son los responsables de abrir o cerrar posibilidades en el futuro. Una persona entusiasta tendrá un lenguaje mucho más positivo que aquella que se ve atrapada en una resignación que le hizo rendirse hace mucho tiempo.
Las emociones y los estados de ánimo nos predisponen a la acción, son la antesala de nuestras acciones posteriores y aquí está el gran regalo que suponen para las personas. Son muchos los ejemplos de equipos deportivos que han sido capaces de cambiar su estado anímico y transformar radicalmente una realidad negativa en la que estaban inmersos. Desgraciadamente, en sentido contrario hay otros tantos ejemplos. Lo interesante de todo esto es que somos responsables de permanecer o no en los estados de ánimo que más nos perjudican.
Gracias gracias y gracias.
Da la sensación de que hayas estado mirando por una mirilla mi vida y la de mi equipo estos últimos días.
Según he terminado de leer esto me he dado cuenta que estaba sonriendo y con las pilas puestas.
Gracias de nuevo, porque sin saberlo no veas como me has animado.
Cuanto me alegro Pilar !!! Gracias siempre a ti.
Besos
Cuánta razón!
🙂