Recuperar la energía es tan importante como gastarla
En los años 60 Dereck Clayton dedicaba su vida a correr maratones. No era precisamente un atleta dotado. Sus 188 cms. y una capacidad pulmonar que no estaba a la altura de otros corredores, no le hacían precisamente un superdotado para esta prueba atlética. Sin embargo su trabajo duro le llevó a entrenar hasta 258 kms. semanales para poder estar cerca del nivel de los mejores. Este duro entrenamiento le sirvió mucho pero llego a un punto en el que alcanzó su techo siendo incapaz de correr por debajo de las dos horas y diecisiete minutos. Su marca distaba mucho de poder ser competitiva ya que era cinco minutos más lento que el resto de competidores en esos años. En 1967 mientras preparaba la maratón de Fukuoka en Japón tuvo de parar de entrenar debido a una lesión. Estuvo prácticamente un mes sin poder correr. Sin embargo, decidió participar en la maratón japonesa como entrenamiento para la siguiente prueba que pudiera disputar.
Para el asombro propio y el de sus seguidores, después de un mes sin poder entrenar, Clayton fue capaz de correr ocho minutos más rápido, superando su marca personal y siendo el primer atleta en correr la distancia en menos de dos horas y diez minutos.
Dos años más tarde, en 1969, le sucedió algo similar cuando iba a disputar la maratón de Amberes. El descanso forzado por otra pequeña lesión hizo que Dereck Clayton detuviera el cronometro en dos horas, ocho minutos y treinta y tres segundos, record que se mantuvo durante ocho años.
¿Cómo gastamos y cómo recuperamos nuestra energía?. ¿Qué importancia le damos a cada cosa? Trabajar mucho por el mero hecho de ser algo que nos han dicho que funciona se convierte en un enemigo cuando no lo hacemos con la calidad suficiente.
¿Cómo influye nuestro perfeccionismo en nuestros resultados? Clayton era un perfeccionista obsesivo y solo cuando se vio obligado a parar fue cuando descubrió que sus resultados mejoraban significativamente porque su cuerpo necesitaba el tiempo necesario para asimilar su trabajo. El perfeccionismo no deja descansar nuestra mente y agota nuestro cuerpo.
¿Hacemos caso a las señales que nos indican que necesitamos descansar? En muchas ocasiones no es así. Incluso tratamos de engañar el cansancio con cafeína o cualquier otra sustancia que nos permita “seguir rindiendo al máximo” sin darnos cuenta que es imposible que sea así.
¿Qué beneficio tiene para nosotros estar disponibles las 24 horas del día? Y si no encontramos beneficio en ello, ¿para qué lo hacemos?
Si queremos competir en cualquier área de la vida y si queremos obtener grandes resultados el mejor entrenamiento se basa en el descanso inteligente, en crear los colchones de tiempo necesarios para que nuestra mente y nuestro cuerpo está perfectamente preparados.
Me siento totalmente identificada Álvaro, y lo veo en muchos directivos de empresa…no paramos, no escuchamos a nuestro cuerpo, que siempre nos avisa, estamos desconectados, y las consecuencias a largo plazo son muy negativas.
Con consciencia y voluntad estoy segura de que podemos trabajar mucho mejor, sin pagar un precio tan alto… es todo un entrenamiento.
Gracias por el post, un abrazo!
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